domingo, 6 de mayo de 2007

La casa de Minerva

Desde hace siglos los grandes genios de la pintura han dado a conocer la furia desatada de la diosa mitológica romana de la sabiduría y las artes: Minerva mantuvo un reto con Aracne en el arte del tejer; elaboraron un tapiz cada una de ellas… y cuando Minerva observó a su rival terminar un tapiz perfecto en el que Europa aparecía seducida por un ultrajado Júpiter –dios padre de Minerva-, Aracne fue golpeada por ésta. La tejedora Aracne continúo sus días tejiendo, pero convertida en araña...



No hace mucho tuve la suerte de visitar en su casa otra Minerva, aunque distinta de la mitológica hilandera: era una Minerva con gran dulzura, y una buena sensibilidad por la sabiduría y las artes; el gran reto en estos últimos años ha sido su propia superación. Un día se interesó por las leyes de la naturaleza, tal vez influenciada por un Júpiter que era un gran conocedor de las mismas… y estudió las leyes de la gravitación, de la electricidad y todo lo infinitamente grande y lo infinitamente menudo que compone la materia y la energía.

Esa noche Minerva había reunido a un grupo de contertulios habituales para experimentar en el arte y la sabiduría de los sabores… llegó incluso a invitar casualmente a un sabio en mezclas maestras de líquidos de todos los colores y sabores, a los que añadía hielo y cautivaba nuestros paladares…yo era nuevo allí, en ese lugar.

Cuando tomé asiento en un lugar privilegiado de su salón, ella comenzó a hablar sobre los secretos que había tras cada uno de los detalles que colgaban de las paredes o decoraban cada rincón.

Sus cuadros eran regalos especiales… algunos especialmente dedicados a ella… alguna foto cinematográfica… lienzos exquisitamente cuidados, cada uno con un detalle especial y único.

Conocer ese mundo que rodeaba a toda esa decoración fue para este humilde espectador una vivencia sorprendente: Minerva estaba logrando reunir un conjunto de tesoros de un valor que iba mucho más allá del mero valor intrínseco.

Impresionado por el contenido de la casa de Minerva, y sabiendo que la mía no se hallaba muy lejos de allí, decidí permanecer unos minutos más disfrutando de su pequeño paraíso y tomé alguno te los manjares que ella había preparado y colocado sobre la mesa del salón. Los demás se habían ido marchando poco a poco. Aún las músicas vertían suaves sonidos en el ambiente…

Y, por otro lado, aún había más: cuando ella tomó asiento fue revelando… que además, detrás de cada cuadro, cada orificio en la pared para poder colgarlo, había sido hecho por ella, … detrás de cada uno de ellos y de cada mando que permitía iluminar cada rincón de esa morada había un ejercicio de paciencia, de aprendizaje, de ilusión por tener un lugar donde vivir… los primeros pasos dentro te su propia casa habían sido muy duros de sobrellevar; pero ella colocó su ilusión por encima de todas las demás cosas para así poder afrontar cualquier sacrificio, cualquier contratiempo, cualquier carencia…

Minerva describía cada una de esos logros con dulzura y con un profundo gesto… sus palabras poco a poco iban pasando, de ser moduladas por la emoción, a serlo por el cansancio, no en vano, hacía ya largo rato que la reina luna había tomado su asiento en lo más alto del cielo.

Al marcharme, confié a Minerva la llave de la greyteca, esa misma llave que vosotros poseéis, para que cuando ella quiera, alguna vez, pueda abrir sus puertas, curiosear y tomar de ella los volúmenes que a ella le plazca hojear… tal vez pueda ella atesorar allí alguna línea extraída o imagen extraída de entre sus páginas…
Cuando salí al exterior de su extenso jardín aún quedaba tiempo para que asomasen las primeras luces de un nuevo día…

4 comentarios:

anita (la gurisa) dijo...

yo tengo la costumbre de cntestar aunque hayan pasado meses y el post en cuestión haya sido tapado por muchos más, porque como me llega el aviso por el correo, me doy cuenta, pero no se si es tu caso, asi que habiéndome leido todos los posts, te digo que:

Marllion lo escuché por primera vez cuando tenía 13 años, corría el año 86 creo, y por medio de mi mejor amigo de ese entonces, lo oí, y me gustó muchísimo. Lamentablemente pasaron los años y perdí contacto con mi amigo y con el grupo. COn ese videito me tiraste de un ondazo mas de 20 años con un solo golpe... guauu.

Hermosa historia la de Minerva, me imaginaba en tu terutlia... (íltimamente escuché/lei demasiadas veces esta palabra que para mi estaba medio olvidad)

listo, ordené a mis dedos que paren de escribir...

José Manuel dijo...

Curiosa historia, igual que curiosa y entrañable, ha sido la forma en que la has interrelacionado con la descripción de la morada de tu amiga. Ha sido tan especial leer tu velada y tus emociones al oírla hablar sobre su casa, que apetecía, haberlo vivido en primera persona.

Solo espero, que al igual que algunos espectadores de este mágico teatro al que llamas Greyteca, desee utilizar la llave que generosamente le diste, para que comparta y departa con nosotros a partir de ahora, pues por tus palabras sobre ella, da la impresión, aún sin conocerla, de saber apreciar el arte, la belleza y la sensibilidad.

Syl dijo...

Qué bonita historia (real) de tu amistad con Minerva. Como siempre, consigues hacernos llegar todo lo que sientes y vives como si fuésemos nosotros mismos los que lo hiciesemos. A ver si un día de estos Minerva nos invita a un café tertuliano en su casa (aunque no sé si aceptaría a toda la cuadrilla esta...).

Besitos.

Manuel dijo...

Gracias anita, por dejar posar tus ojos en este pequeño rincón. Y gracias por darle esa lectura que nunca es tardía, porque de palabras escritas se trata… y las mías y las vuestras están aquí y aquí se quedan; el tiempo no puede hacerlas volar.

Es lo bueno y mágico que tiene esto, que puede hacer que hasta la música de marillion, o un cuadro, o un suspiro , o una sonrisa, crucen un océano, … es una grata sorpresa tenerte aquí para oirte contar ese recuerdo de juventud… (aunque juventud aún tenés, y mucha). Me alegro de haberte hecho posible ese transporte a través del tiempo.

Nunca ordenes a tus dedos que paren si tu corazón quiere moverlos.


José manuel… aún me pregunto si minerva no fue producto de un sueño o algo similar… resulta hasta extraño pensar en que inesperadamente puedes vivir algo así en primera persona… Tuve mucha fortuna aquella noche, pero ... Tal vez esa llave que le dí, termine perdida en el fondo de un antiguo baúl que en su salón ella conserva…

Syl… gracias por recordarme que es real: una historia real… Siempre estás ahí para recordarme que las cosas son reales, sean o no producto de la casualidad o de la suerte…
…yo sólo acudí a esa casa ese viernes a tomar una caipiriña…

Si minerva nos invitase a su casa… y si además acudiese, también invitado, aquel hacedor de cócteles mágicos… poco café íbamos a tomar.