viernes, 4 de mayo de 2007

La sombra de don perfecto

A pesar de que ya no quedaba ningún foco de luz en el escenario, y que las candilejas de mi camerino permanecían apagadas desde hacía rato sin saber cómo iluminarlas de nuevo, caminando junto a los biombos del guardarropa me encontré con mi sombra.

Estaba allí, con los brazos en jarra, y a pesar de que era una sombra, fui capaz de adivinar la forma de su ceño fruncido… sin lugar a dudas me estaba esperando, después de un silencio alterado por el tic-tac del carillón, y me esperaba para dirigirme una soberana reprimenda.

Mi táctica del silencio expectante, al contrario que en otras ocasiones, esta vez sí que dio resultado, y tras unos segundos en que mi mirada lanzaba un órdago a la sombría mirada de mi propia sombra… por fín se rompió el silencio del tic-tac:

- grey… eres un capullo.




Es evidente que es una frase que no invita mucho al diálogo que digamos… así que amenacé a mi sombrío espectro con el órdago de un nuevo silencio:

- un perfecto capullo, grey; sí, eso es lo que eres… nada más.

Cada vez entendía menos el derrotero por el cual mi sombra me quería llevar…

- no te hagas el loco, grey: sabes muy bien que sientescomo si echaras en falta algo, no sólo hoy, sino ayer y antesdeayer: tu vida es un continuo “algo no marcha”,

Mi sombra no me dio tiempo ni a replicar:
- Te niegas a reconocer que la culpa es sólo tuya.
Con esa frase mi sombra me dejó sujetándome la mandíbula para evitar que las palabras, ya sin fuerza, cayesen desde mi boca directamente al suelo …

Mi sombra me invitó a sentarme, pero yo me puse a caminar dejándola atrás…
Mi sombra debió comprender que a lo mejor yo podía tener la culpa de muchas cosas, pero de lo que no tenía la culpa es que yo no lograra entender nada.

Se levantó y me siguió: en un tono más sosegado, me susurró:
- ¿Lo ves?
- ¿qué he de ver? O mejor dicho ¿qué es lo que veo y no sé de qué me hablas?- repliqué al mismo tiempo que yo ya empezaba a comprender que mi sombra quería darme la clave de muchas cosas…
- Tu propia medicina: grey… has tomado una cucharada de tu propio jarabe: tu severidad: has tomado una amarga cucharada y ¿cómo has reaccionado? Pues como era de esperar: te has alejado de mí… confundido.

Contuve la respiración, pero a los pocos segundos, inspiré profundamente para expulsar todo el aire de mi interior: mi propia sombra me tenía cogido por los huevos… y yo, lo mejor que podía hacer era calmarme.

- ¿Nunca te has parado a pensar – me preguntó mi sombra- por qué las gradas del teatro se han quedado vacías mientras tu personaje, encarnado por ti mismo… pronunciaba las frases más bellas de tu papel? …

Una lágrima que llevaba años asomando en mi ojo derecho sin poder escapar, empezó entonces a desquebrajar mi cristalino…

- ¿Por qué? ¿por qué ya nadie quiere venir conmigo a subir montañas? ¡si es lo más bello del mundo! Yo insisto en que cuando vengan conmigo los caminos serán más fáciles y más cortos que los que yo acostumbro a recorrer…

La sombra me respondió:
- no es por la dificultad de esos caminos… es por lo pesado que resulta que se vean obligados a ver con tus ojos, a sorprenderse de todo lo que tú pones en las montañas cuando, no es obligado para ningún mortal que ponga su espíritu por encima de las cumbres, del modo que lo haces tú…

Pensativo, esquivé su oscura mirada.

- ¿Y crees –añadió la sombra - que negándote a practicar los caminos de tus semejantes vas a traerles a recorrer los tuyos?

- Pero es que –respondí- ni siquiera quieren ya que les ayude a recorrer los suyos.

- ¡lógico! - volvió a apuntar la sombra ¿a quién le gustaba oirte insistiendo con enfado que tenían que correr miles a 4:05 en lugar de a 4 y descansar un minuto en vez de un minuto y medio?
- ¿acaso no tenía yo razón? – dije alzándome frente a mi sombra…
- sí, la tenías, -me respondió- pero tu insistencia te la quitaba. Mira, grey: tenías un exagerado sentido de la perfección con los que se hacían llamar “los tuyos”…tenías tanto empeño en que todo lo que hicieran bajo tu batuta fuera de una intachable rectitud, que cualquier observación que les hacías… lo hacías en un tono que inmediatamente era interpretado como una reprimenda, créeme grey, eso cansa… hasta a una sombra.

Pensé durante unos segundos y dije a mi sombra algo cuya respuesta me gustaría oir…
- Pero… nunca fuí así de insistente con las damas… fui delicado como si tomara en mis manos una flor… ¿por qué todas dejaron de mostrarme sus pétalos de repente?

La sombra pareció buscar en su pensamiento, y después dijo:
- Porque los pétalos de una flor son muy delicados… pueden aunque los movimientos de tus manos sean medidos con delicadeza… pero no les gusta que un día te muestres insensible ante el perfume que emana de su interior. Su perfume es la forma de expresar lo que sienten y, si por tu empeño en asir perfectamente sus pétalos ignoras dicho perfume… entonces dejan caer sus pétalos sin más.


Comprendí cada uno de esos tres ejemplos y además, durante un minuto de silencio en el que el sonido del tic-tac volvió a apoderarse de mi camerino, llegué a comprender que había otros tres millares de ejemplos en los que mi comportamiento, mi perfección como regla transferible a mis semejantes, me habían llevado a la más infrahumana del las situaciones posibles: a la soledad.

- Es demasiado alto el precio de mi error… no entiendo por qué el mundo es tan imperfecto… – Esto fue lo único que supe decir a mi sombra.

- ¿Lo ves…? -dijo mi sombra-:¿Por qué entonces pretendes ser tú aún más perfecto que el propio mundo…? ¡Si sabes que por naturaleza eso es imposible!

- ¿Podré, al menos, alguna vez recuperar esas flores… cuyos pétalos he roto?

- Las flores – me respondió- son lo que son porque son un regalo de la vida… nunca florecen porque tú se lo pidas: sólo florecen por sí solas, espontáneamente, nunca se les ha de pedir que florezcan y mucho menos, que renazcan… sólo depende de ellas.

El tic-tac se hizo más lento de repente; las luces del camerino se iluminaron, y mi sombra entonces desapareció… tal vez, según pensé, marchó al escenario a encender de nuevo los focos. Limpié mi rostro e inspiré profundamente para despejar mi nariz: tal vez pronto iba a necesitar estar despejado para poder percibir el perfume de una flor de pétalos renovados…, aquella que más despedazada terminó por culpa de mi "perfecta" insensibilidad.

Gracias por volver a mi teatro, los que habéis vuelto.

4 comentarios:

José Manuel dijo...

Hola Grey,

Hacía mucho tiempo que no pasaba por tu blog, incluso pensaba que habías abandonado la idea de continuarlo tras comprobar durante días que no volvías a escribir nada, imaginaba entonces que la culpa de aquel abandono, ahora veo, y con alegría que transitorio, la tendrían ciertos comentarios vertidos al azar, sin meditar, sin pensar, sin saber si se hace daño o no con ellos, mientras unos deliciosos jugos y zumos de cebada nos refrescaban el paladar, la garganta y animaban a nuestra lengua a hablar.

Tengo, y mucho, por lo que acabo de comprobar, mucho retraso contigo, y no quiero dejarlo así.

Te he leído, y he visto lo “dura” que puede llegar a ser nuestra “sombra”, sobretodo en la oscuridad de la noche, cuando nuestra soledad nos acecha, cuando miramos al otro lado de la cama y encontramos un hueco, un vacío, un frío silencio que no sabemos con que llenar. En esos momentos, a los que nos podríamos referir rizando el rizo, como solitaria soledad, has sido capaz, sin quererlo de encontrar un amigo, o una amiga, un apoyo, un consejo, una posibilidad de enderezar un entuerto causado por una forma de ser y comportarse en la vida.

Que en tu caso, es la “rigidez”, la “perfección” y el “empeño”, a veces enfermizo, de hacer las cosas bien, pues ¡vale! ¿y qué?, en otras personas será su imperfección, su falta de perseverancia, sus vaivenes a la hora de enfrentarse a cada nueva situación que nos trae la vida, a cada paso, sí, a cada paso de esos que vamos trazando con nuestros pies, acompañados con nuestra sombra y sus consejos, para ir dibujando y perfilando nuestro “camino”.

¡Ah! insensible no eres, para nada, tus palabras lo demuestran, lo afirman, lo aseveran, y algún día, en cualquier rincón, en una esquina escondida, subiendo o bajando una montaña, disfrutando de un paisaje, encontrarás ese perfume que buscas, y te llenará, sentirás que invade todo tu cuerpo, y extasiará de multitud de fragancias, esa pituitaria, que tú, con esa reflexión realizada esta noche, acabas de limpiar, para abrir nuevamente corazón y mente a lo que pueda venir, a lo que pueda ser, a lo que se pueda y nos permitan soñar.

Un abrazo muy fuerte Manuel, y volveré, volveré una y mil veces a visitar este pequeño teatro, y poder comprobar que sigues actuando entre bambalinas, disfrutando de tus focos y ¡cómo no!....de tu sensibilidad.

Manuel dijo...

Jose manuel, gracias por tus amables palabras… es un sorpresa enormemente grata encontrarte por este humilde pedazo del ciberespacio.

Ningún comentario es dañino en si mismo si sólo trata de expresar libremente que un blog “no interesa tanto”.

Insensible no soy, lo sé, pero lo que me pierde es que mi sensibilidad hacia el mundo exterior siempre llega cuando es tarde. Soy lento por naturaleza, de nacimiento; aunque resulte curioso que yo tenga que reconocer eso.

Gracias por ocupar esa butaca perdida en el teatro. Aunque los mismos focos me cieguen sabré que estás ahí.

Syl dijo...

Ays don perfecto!!!!...cuanto te pierdes en tus pensamientos y cuanto permites a tu sombra entrar en ellos!!...

Sencillamente especial tu reflexión Manuel...creo que te respondes a tantas preguntas que tú mismo te marcas una linea de salida para hacer, a partir de ahora, el recorrido más llevadero. Que lo es y lo sabes...sólo hay que saber andarlo...mimando cada flor, agradeciendo cada fragancia y disfrutando simplemente de que existan...sin más...

Yo nunca me he ido de tu teatro, pero agradezco la rebienvenida.

Besitos.

Manuel dijo...

Sé que nunca te largaste de tu butaca, syl... y confío en que quieras permanecer en ella... yo no soy tan genial como "Les Luthiers", pero algo mágico se podrá intentar hacer para que sonrías...

gracias... infinitas gracias. espero que los aromas de las flores puedan durar lo suficiente para que yo alcance a ser consciente de que realmente... existen.

besitos enormes.